La Enfermera Familiar y Comunitaria, al desarrollar su actividad en el ámbito de la atención primaria de salud, es el primer contacto y puerta de entrada al sistema sanitario.
La especialista en Enfermería Familiar y Comunitaria, a través de cuidados de calidad, asegurará un ejercicio profesional basado en los valores profesionales que la legitiman ante la sociedad,
dando respuesta a las demandas de salud.
La misión de la Enfermera Familiar y Comunitaria es la participación profesional en el cuidado compartido de la salud de las personas, las familias y las comunidades, en el «continuum» de su
ciclo vital y en los diferentes aspectos de promoción de la salud, prevención de la enfermedad, recuperación y rehabilitación, en su entorno y contexto sociocultural.
La acción de la Enfermera Familiar y Comunitaria está orientada por principios y fundamentos científicos, humanísticos y éticos de respeto a la vida y a la dignidad humana. Su práctica requiere de un pensamiento
interdisciplinario, de una actuación multiprofesional y en equipo, y de una participación activa de las personas a las que atiende, con visión holística del ser humano en su relación con el contexto familiar, social y ambiental.
La Enfermera Familiar y Comunitaria coopera y participa activamente con las organizaciones y redes comunitarias, organizaciones no gubernamentales, asociaciones de ayuda mutua y demás instituciones públicas o privadas que
tienen por objetivo mejorar la salud del conjunto de las personas.